Antología poética
par Raúl González TuñónAntología poética Raúl González Tuñón pdf francais - Raúl González Tuñón (Buenos Aires, 1905 - 1974) es el poeta que mejor ha sabido describir, con la mayor sensibilidad literaria, el pulso cotidiano de las ciudades con sus tipos más pintorescos: músicos, vagabundos, prostitutas, aristócratas, etc.; el poeta y el hombre son siempre una unidad; siempre lo vivido y lo compartido y sin caer en la soledad o la incomunicación. Su obra comenzó con los ultaístas del grupo Martín Fierro y recaló, por su compromiso con...
Détails de Antología poética
Titre du livre : Antología poética
Auteur : Raúl González Tuñón
ISBN-10 : 8475222358
Date de sortie : 01/01/1989
Catégorie : Onirique
Nom de fichier : antología-poética.pdf
Taille du fichier : 19.42 (La vitesse du serveur actuel est 19.91 Mbps
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Vous trouverez ci-dessous les commentaires du lecteur après avoir lu Antología poética. Vous pouvez considérer pour votre référence.- LA LIBERTAD - I. De pronto entró la Libertad. La Libertad no tiene nombre, no tiene estatua ni parientes. La Libertad es feroz. La Libertad es delicada. La Libertad es simplemente la Libertad. Ella se alimenta de muertos. Los Héroes cayeron por Ella. Sin angustia no hay Libertad, sin alegría tampoco. Entre ambas la Libertad es el armonioso equilibrio. Nosotros tenemos vergüenza, la Libertad no la tiene, la Libertad anda desnuda. (Y el señor Jesucristo dijo que el reino de Dios vendrá cuando andemos de nuevo desnudos y no tengamos vergüenza.) Hermanos, nosotros sabemos, pero la Libertad no sabe. II Hay que ser piedra o pura flor o agua, conocer el secreto violeta de la pólvora, haber visto morir delante del relámpago, conocer la importancia del ajo y el espliego, haber andado al sol, bajo la lluvia, al frío, haber visto a un soldado con el fusil ardiente, cantando, sin embargo, la Libertad querida. Viva el amor, la vida poderosa, la muerte creadora de olores penetrantes y eso porque uno muere y resucita, la luz sobre los techos de la aurora, sobre las torres del petróleo, sobre las azoteas de las parvas, sobre los mástiles del queso y el vino, sobre las pirámides del cuero y el pan, la gente retornando, una ventana con la bandera en familiar bordado y la exacta ambulancia, con heridos, cantando, sin embargo, la Libertad querida. Hay que ser como el puente necesario, natural como el lirio, como el toro, saber llegar al fondo del silencio, al subsuelo del brote y a la raíz del grito, hay que haber conocido el miedo y el valor, haber visto una mano que agita una linterna de noche, hacia el distante nido de metralla, hay que haber visto a un muerto cicatrizado y solo cantando, sin embargo, la Libertad querida. III De pronto entró la Libertad. Estábamos todos dormidos, algunos bajo los árboles, otros sobre los ríos, algunos más entre el cemento, otros más bajo la tierra. De pronto entró la Libertad con una antorcha en la mano. Estábamos todos despiertos, algunos con picos y palas, otros con una pantalla verde, algunos más entre libros, otros más arrastrándose, solos. De pronto entró la Libertad con una espada en la mano. Estábamos todos dormidos, estábamos todos despiertos y andaban el amor y el odio más allá de las calaveras. De pronto entró la Libertad, no traía nada en la mano. La Libertad cerró el puño. ¡Ay! Entonces... + Lire la suite
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